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TRATAMIENTOS. INMUNOTERAPIA

La inmunoterapia consiste en estimular al sistema inmune del paciente de forma que sea este el que desarrolle la actividad antitumoral. En el apartado número X de los hallmarks se explica detalladamente la relación entre el tumor y el sistema inmunológico. Tiene desventajas, pero las ventajas son mayores.

Una de las ventajas es que es muy específica, pues las células del sistema inmune solo atacarán a las células tóxicas y no a las sanas, reduciendo los efectos secundarios. Además, se aporta memoria inmunológica, lo que reduce la posibilidad de recurrencia.

 

Como desventaja, está el tiempo necesario que hay que esperar hasta que el sistema inmune pueda desarrollar su efecto. Dicha demora puede limitar el tratamiento a cierto número de pacientes. Además, es posible que las células del sistema inmune reconozcan a algunas poblaciones del tumor, pero no a todas, lo cual hace inefectivo este tratamiento para cierto tipo de cáncer. Por último, puede confundir a las células sanas con las tumorales, y producir enfermedades del tipo autoinmune

Diversos fármacos que se basan en esta terapia aún están en ensayos clínicos, pues se tiene que detectar que tipos de tumores son vulnerables y porque algunos pacientes son susceptibles y otros no.

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Anticuerpos monoclonales: son anticuerpos específicos de algún recetor de la célula tumoral o de algún factor que necesita para su crecimiento. Se administran periódicamente por vía intravenosa y pueden destruir las células tumorales o privarlas de factores esenciales para su crecimiento. Algunos de estos fármacos son Avastin, Rituximab, Herceptin, Erbitux o Vectivix.
 

Vacunas: para la vacunación exponemos al cuerpo a un antígeno (una proteína o fragmento del patógeno o la célula tumoral) de forma que la reconozca y se produzca una respuesta inmunológica. En el manejo del cáncer hay dos tipos de vacunas, las preventivas que se utilizan en ausencia del tumor para evitar que se produzca y las terapéuticas que pretenden provocar la reacción inmune para que el organismo luche contra el cáncer. Del primer tipo en España disponemos de la vacunación para el virus del papiloma humano y de la hepatitis B que se administran en la infancia/adolescencia para evitar tumores en el futuro. Del segundo tipo no hay ninguna vacuna en uso en Europa, en Estados Unidos hay solo una aprobada para el cáncer de próstata.
 

Terapia celular adoptiva:  Supone realizar una biopsia al paciente, extraer los linfocitos que están en el tumor y que se supone que luchan contra él y cultivarlos y hacerlos crecer en número en el laboratorio para después volverlos a infundir al paciente. Este procedimiento si bien tiene una buena eficacia es técnicamente muy complejo por lo que aún está en fase experimental.
 

Citoquinas: Las citoquinas son pequeñas moléculas que utilizan las células del sistema inmunológico para comunicarse entre ellas. Fueron de los primeros fármacos en emplearse con eficacia en el tratamiento del cáncer. Su acción no es específica, sino que estimulan de forma global el sistema inmunológico. Su toxicidad depende de esta estimulación que puede causar fiebre, malestar y síntomas parecidos a la gripe. De esta clase de tratamientos el más utilizado es el interferón en los pacientes con melanoma y la interleucina en los pacientes con carcinoma renal. Estos fármacos son de eficacia moderada y están siendo sustituidos por otros más activos.
 

Proteínas de control inmunológico: son los fármacos más recientemente incorporados a los fármacos con  efecto inmunológico y los que han vuelto a llamar la atención sobre el sistema inmune por su eficacia. Actúan en momentos claves de la regulación del sistema inmunológico de forma que nos permiten controlar la respuesta inmunológica. Este tipo de tratamientos se están empezando a combinar con intención de mejorar aún más los resultados terapéuticos, y la combinación de Ipilimumab mas Nivolumab ha sido aprobada para algunos pacientes con melanoma por su mayor eficacia aunque la combinación también asocia mayor toxicidad. 
 

Otras inmunoterapias: hay algunos tratamientos difíciles de clasificar, por ejemplo, el bacilo de Calmette Guérin (BCG), que se emplea en los canceres superficiales de vejiga tras la resección quirúrgica. Se administra de forma intravesical y su mecanismo de acción no es bien conocido si bien induce una reacción inmunológica global que ayuda a prevenir a recaída del carcinoma de vejiga con un elevado porcentaje de éxito.

Universidad de Málaga

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